Aitor Sarasketa
Las obras que el eibarrés Aitor Sarasketa (1962) pueden entenderse, en su globalidad, como un estudio sobre el protagonismo del color en la pintura por encima de materia, forma y espacio. Se trata de un trabajo muy geométrico, que en principio parece casi una serie, pero que mirado con detenimiento muestra una gran versatilidad con una constante interrogación sobre diversos temas que siempre están presentes en el arte.
«Busco responder a preguntas clásicas como el equilibrio y la compensación», explica Sarasketa al hablar sobre su trabajo que define como «una persecución de una atmósfera propia, donde prima la emoción por encima de la ortodoxia. Por esta razón cada cuadro tiene su propia autonomía. Además creo que mi pintura es muy vital ».
Pero aunque cada obra es independiente, tiene su historia particular, el pintor eibarrés considera que forman parte de un todo. «El contenido es tan importante como el continente. Cuando comencé a trabajar en esta exposición tuve siempre muy presente la estructura de la galería porque considero que la coherencia es fundamental para entender la muestra».